¿Sabes qué es el secuestro amigdalar?

SECUESTRO AMIGDALAR, QUÉ ES

Hoy en día hay muchas personas que todavía desconocen el significado de secuestro amigdalar. Y lo primero que os queremos contar es que cuando hablamos de secuestro emocional estamos hablando de los mismo. Ambos términos pero, se usan para expresar una respuesta sin premeditación ni reflexión, desmesurada frente a un estímulo real.

Y es que, en el fondo, nuestro cerebro considera que hay una amenaza, y su manera de reaccionar frente a ella es según su percepción. Desde la coherencia, actúa, en función de la percepción de ese peligro externo. Pero…

¿Quién fue la primera persona en hablar de secuestro amigdalar?

El termino se considera que es acuñado por Daniel Goleman en su libro La inteligencia emocional (1996).

Cuando la amígdala percibe que hay una coincidencia entre el estímulo y la sensación, es decir la experiencia extrasensorial y la sensación la amígdala se activa para poder asegurar nuestra supervivencia. Ella, enciende el eje HPA (hipotálico-hipófisis-suprarrenal) y secuestra el cerebro racional.

Al ser una actividad producida en milisegundos, si la amígdala no encuentra coincidencia en situaciones anteriores ella percibe una amenaza y reacciona de manera irracional.

Y es que, gracias a Goleman, sabemos que las emociones son herramientas de análisis de la situación que nos envuelve para poder tener un plan de acción, sin pensarlo 2 veces.

Cómo puedo saber que estoy teniendo un secuestro amigdalar

En los secuestros emocionales hay 3 signos que pueden darnos la pista de lo que estamos viviendo:

  1. Un inicio repentino

  2. Una reacción emocional fuerte o desproporcionada.

  3. Una reacción posterior. 

Para poder frenar este secuestro, aunque sea lo más difícil, es necesario el autocontrol. Ya no sólo en uno mismo, sino que, si no somos nosotros, y es él es el otro, el que está teniendo un secuestro emocional, es necesario que no nos unamos a ello, y sepamos mantener la calma.

No hay nada que se pueda resolver adecuadamente desde el secuestro amigdalar.

Nuestra memoria emocional, alojada en el sistema límbico de nuestro cerebro, regirá la reacción, sin lógica ni razón. Si esa reacción la hemos tenido anteriormente, la volverá a repetir, y si no creará una reacción para poder garantizar la supervivencia. Ella, dará a entender que lo que debemos es reaccionar, y lo haremos de 3 maneras:

  1. Nos enfrentaremos
  2. Nos paralizaremos
  3. Huiremos

Por eso, no podemos resolver ningún problema, preocupación, o conflicto, desde un secuestro emocional. Y… seguro que os preguntaréis… 

¿Son todos los secuestros negativos?

Según Goleman, eso también sucede con reacciones eufóricas y de alegría exagerada. Imagina, que alguien te golpea, sin queréis, y eso produce una risa tan ruidosa que los dos entráis en una serie de carcajadas que no os para nadie. Para él, eso también es una respuesta límbica, cargada de una alegría intensa.

¿Hay forma de recuperar el control, pero en estas situaciones?

Ahora ya sabemos que los secuestros pueden ser de emociones “positivas” y de emociones

Que hay una parte de memoria emocional que debemos comprender y que un secuestro en el fondo, es una reacción emocional desproporcionada, por eso, según LeDoux, comprender el desencadenante del arrebato es primordial para así evitar futuros secuestros.

Una vez lo hayamos entendido, podremos modificar nuestra reacción, y en consecuencia, no tendremos la misma, sino que nuestra conducta habrá cambiado.

Al final, aprendes a controlar el detonante, y a sobrellevar la emoción.

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