Historia del coaching: todo lo que necesitas saber

Durante las últimas décadas se ha hablado mucho de coaching, una disciplina que, en realidad, lleva practicándose con gran éxito desde la década de los setenta del siglo anterior.

Se sabe que una de las razones del éxito del coaching radica, en gran medida, en el amplio espectro que abarca, ya que se puede trabajar a un nivel muy profundo en cualquier área de nuestra vida, desde el profesional, al personal, la salud, educación, etc. Lo que lo convierte en una disciplina multifuncional muy potente y con un alto nivel de resultados.

¿Quién es el padre del coaching?

El referente más lejano sobre coaching lo encontramos en la antigua Grecia, de la mano del filósofo Sócrates (Atenas, 470 a.C) quien, por medio de un método inductivo llamando “Mayéutic”, consistente en indagar con una serie de preguntas, ayudaba a sus alumnos a encontrar respuestas y llegar a sus propias conclusiones y verdades.

Sin embargo, podemos considerar como el padre del coaching a Timothy Gallwey (Profesor de Literatura de la Universidad de Harvard y Capitán del equipo de tenis) quien, a mediados de la década de los setenta, comenzó a utilizarlo en el ámbito deportivo, pues descubrió que los deportistas generaban resistencia en su mente, pero no en su cuerpo.

De esta manera, comenzó a trabajar en esta línea, creando un método que plasmó en su libro “El juego interior del tenis”, donde da una serie de claves para trabajar esas resistencias de la mente.

Años después, John Whitmore lo exportaría a Gran Bretaña, implementando esta manera de trabajar en el ámbito de la empresa. A partir de ahí, el crecimiento del coaching ha sido imparable, utilizándose en áreas tan diversas de la vida como es la salud, la educación o el desarrollo personal, entre otras… en todas ellas con gran éxito.

Orígenes del coaching: Cuándo surgió.

Contrariamente a lo que se cree, la palabra coaching no deriva del verbo inglés “to coach”, es decir, entrenar, aunque es fácil incurrir en este error ya que el coaching, en sí mismo, puede considerarse como un entrenamiento.

Sin embargo, la palabra coach deriva del vocablo húngaro “kocs”. Este fue un tipo de carruaje muy común que circulaba entre las ciudades de Viena y Pest, entre los siglos XV y XVI, lo que lo convirtió en un medio de transporte muy popular en aquella época.

Debido a que el coaching es un método que, de alguna manera, transporta a sus clientes desde el lugar en que se encuentran a aquel en que realmente quieren estar, resultó muy acertado, etimológicamente, denominarlo así.

Por otro lado, el coaching y su práctica tienen un origen antropológico y con un componente filosófico muy centrado en el estudio del comportamiento de las personas, haciendo que estas, por medio de su desarrollo continuo, logren un beneficio tanto para sí mismas como para el entorno en el que se desarrollen.

Evolución del coaching en la historia.

coaching

El coaching se ha desarrollado de distintas maneras en diversos lugares del mundo, de manera casi paulatina.

No obstante, si estudiamos su evolución a lo largo de la historia, comprobamos que ha habido tres hitos importantes que han ayudado a que el coaching se desarrolle y vaya tomando forma.

El primero es Sócrates, a quien nos hemos referido al comienzo de este escrito.

El segundo hito al que podemos referirnos es la aparición de la psicología humanista, ya que, por medio de esta, se van produciendo una serie de cambios de paradigma en la psicología clásica y en la manera en que esta ve al ser humano y esto, finalmente, acaba influyendo en el coaching.

Dentro de la psicología humanista, tenemos que destacar a Carl Rogers como su máximo exponente. Rogers, al igual que Sócrates, cree que la persona debe desarrollarse por sí misma, aprendiendo y tomando conciencia de su propio crecimiento, alejándose por completo de la idea del psicoanálisis o de la psicología cognitivo-conductual.

De esta manera, Rogers desarrolló un tipo de terapia no conductiva en la que no se emitían juicios, no se transfería conocimiento ni experiencia alguna, y se escuchaba al paciente, al que se ayudaba, de alguna manera, a llegar a sus propias conclusiones y, por tanto, a la búsqueda de sus propias soluciones, justo lo que se hace en coaching.

El tercer hito se encuentra en la figura de Tim Gallwey, de quien también hemos hablado al comienzo de este artículo. Él fue quien consiguió plasmar algo que, hasta entonces, la psicología humanista no había sido capaz de ver del todo, ya que descubre y demuestra de manera empírica la relación que hay entre la toma de consciencia y la mejora del desempeño en cualquier área, sobre todo en el deporte, lugar donde lo comienza a aplicar.

Como puedes ver, la historia del coaching nos demuestra que no hay una sola persona a la que pueda “achacarse” la invención del mismo, sino que ha derivado del desarrollo paulatino de un proceso en el que se ha ido desarrollando una nueva disciplina que, a su vez, ha bebido de otras.

Metodología del proceso de coaching.

El coaching es un proceso personalizado, adaptado a cada persona, ajustado a la realidad presente en que se desarrolle y a los objetivos que cada persona desee trabajar.

Por ello, el proceso de coaching puede variar en función no sólo del contexto en que deba desarrollarse (individual, de equipo, de organización), sino también a la escuela y orientación que se utilice.

Se comenzará buscando la toma de conciencia del coachee con respecto no solo a su situación personal, sino también a la propia situación que le ha llevado a la sesión, ya que esto ayudará a la persona a generar alternativas y, en función de estas, a crear su propio plan de acción.

Según las normas de la ICF (International Coaching Federation) En la primera sesión, el coach explica al coachee los marcos generales en los que se desarrollará el proceso de coaching, generando una alianza entre ellos y dando pie a un clima de confianza mutua, fundamental para el buen desarrollo de las sesiones.

A partir de ese momento, una sesión de coaching se desarrolla en las siguientes fases:

FASE 1. Descripción de la situación demandada (generación de contexto)

Aquí se indaga sobre el objetivo real a trabajar. Ya que es bastante común en la primera sesión variar sobre este, hasta estar completamente seguros de que es el objetivo que el propio coachee requiere. En esta fase se trata de conocer la situación en la que quisiera llegar a estar la persona, de alguna manera, el “hacia dónde quiere ir”.

FASE 2. Descripción de la situación actual.

En esta fase se conoce el punto de partida del coachee. Y una vez se tiene clara cómo sería la situación deseada por la persona, se busca información sobre las dificultades actuales que le han impedido llegar a ella, se extrae también la información sobre la situación actual, exponiendo los hechos, para ayudar a entender los motivos y expectativas, reflexionando sobre aquellas que pueden mejorarse o eliminarse completamente. Esta es la fase en la que conocer tanto las debilidades como las fortalezas del coachee, ayudará a pasar a la siguiente fase.

FASE 3. Mapa de acciones y recursos.

En esta fase se trata de generar aquellos recursos necesarios para lograr el objetivo marcado. De nuevo apoyándose en aquellas fortalezas propias del coachee y viendo la manera en que este puede generar recursos externos o utilizar aquellos propios que, por algún motivo, no haya usado hasta ese momento. Es el momento de saber qué necesita, y con qué cuenta hasta ese momento, para poder crear un plan de acción.

FASE 4. Plan de acción.

En esta fase el propio coachee diseña y pone en marcha el plan de acción que le llevará al logro de ese objetivo marcado en el comienzo de la sesión. Para ello, el coach se apoyará en el método SMART, que le ayudará a saber hasta qué punto ese plan de acción puede ser realizable, ya que este ha de ser Sencillo, Medible, Alcanzable, Retador (o Relevante) y Temporal (es decir, limitado en el tiempo).

FASE 5. Resultados.

Esta es la ultima de las fases del proceso de coaching, y trata, básicamente, de hacer un seguimiento sobre los pasos que está dando el coachee dentro de su propio plan de acción, para evaluar de esta manera los resultados y la satisfacción de este por el proceso.

Una vez el cliente consigue el objetivo, se cierra ese proceso. Pues una de las cosas más importantes del coaching consiste en que este está limitado en el tiempo, lo que no significa que el mismo coachee no pueda comenzar un proceso de coaching nuevo para un objetivo distinto.

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¿Por qué deberías adoptar el coaching personal a tu vida?

Coaching: una herrramienta poderosa

Una vez sabemos que el proceso de coaching es una herramienta poderosa y efectiva a la hora de conseguir cualquier objetivo que nos propongamos, hay una serie de preguntas que puedes hacerte.

Tal vez te preguntes ¿hay algo en mi vida que desee y se me esté resistiendo? ¿Qué puedo mejorar en cada área de mi vida? y, más importante aún, ¿Me gustaría potenciar aquellas fortalezas que ya poseo?. Si la respuesta a nuestra última pregunta fue un sí rotundo, te invitamos a conocer más información sobre nuestro curso de Experto en Coaching

Si la respuesta a todas estas preguntas es un sí rotundo, lo siguiente que debes tener en cuenta es que en coaching ningún objetivo es menos importante que otro, desde el más sencillo al más complejo, pues solo hay una diferencia entre ambos, y esta es el tiempo que requerirás para lograr cada una de ellas

El coaching, por tanto, no solo te ayudará al logro de esos objetivos que se te estaban resistiendo, sino que te dará una perspectiva distinta sobre tu propia visión de los mismos, al mismo tiempo que adquirirás herramientas y enseñanzas que te ayudarán a mejorar todos los aspectos de tu vida.

Porque, como dijo Séneca, “No hay viento favorable para quien no sabe dónde va”.

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